8 secretos para aprender a educar a un perro

 

 
 
 

 

Aprende a escuchar y entender a tu perro

Si se muestra incómodo al saludar a otro perro, a una persona, o a un niño, no insistas en que “salude bien”. Los perros tienen emociones, pero a diferencia de nosotros no pueden ocultarlas o manipularas por lo que si algo lo pone nervioso, él te dará todas las señales para que tú lo ayudes a salir de esa situación. Normalmente nuestros perros están con correa, lo que les impide salir de una situación desagradable por sus propios medios. Es nuestra responsabilidad escucharlos y atender sus mensajes. Si un perro está diciendo “me siento incómodo/nervioso” debemos respetar eso. Forzar ese tipo de situaciones puede provocar que un perro se sienta acorralado y no le quede más opción que la agresión. 

Se generoso con el afecto que le das

La mayoría de las veces nos es muy fácil reconocer las cosas que no nos gustan de nuestros perros y concentrarnos en corregir, regañar y decir NO. ¿Cuántas veces al día felicitas a amigo o le dices “SI, Muy Bien”? 

Tendemos a ignorar o dar por sentado las buenas conductas. En realidad para facilitarles la vida a nuestros perros y que todo sea más claro y congruente para ellos, es necesario hacer exactamente lo contrario, es decir ignorar lo malo y premiar lo bueno. Hazle saber a tu perro que ha sido un buen chico y sé generoso en tus felicitaciones (premios).

Descubre lo que realmente le gusta.

Antes de premiar a nuestros perros, debemos asegurarnos que sabemos reconocer las cosas que les gustan. Por ejemplo, muchos perros “odian” las palmadas en la cabeza y las personas creen que los están premiando/felicitando al acariciarlos justo en la cabeza al decirles “muy bien”. A otros perros pueden gustarles mucho las galletitas con sabor a tocino, pero quizá el tuyo prefiera un trocito de pollo cocido. Conocer lo que a tu amigo realmente le gusta, será la clave del éxito en el camino a la educación. Normalmente los perros prefieren premios húmedos y suaves (pollo cocido, trocitos de salchicha de pavo...)

Enséñale lo que esperas de él

No pasa nada si tenemos que decirle “NO” a nuestro perro, siempre y cuando él conozca el significado de lo que estamos intentando decirle. En lugar de simplemente “corregir” una de sus acciones, proporciónale una opción que SI pueda realizar. Por ejemplo, en lugar de pelearte con él porque intenta saltar encima tuyo para saludarte, enséñalo a sentarse y cuando intente saludarte pídele

 “sentado”. Eso le dará una guía sobre como SI puede comportarse y evitará que tengas que estarle diciendo NO, NO y más NO. Si está mordiendo la pata de un mueble, está bien que le digas NO pero asegúrate de redireccionar su atención hacia un juguete que SI pueda morder.

Se consistente

Si estás enseñándole algo a tu amigo, es importante que seas consistente con tu lenguaje. Si tú le dices “abajo” para que se baje de la cama o de algún sillón, pero tu pareja le dice “bájate”, para tu perro será mucho más confuso aprender lo que esperáis de él.

Mantén expectativas realistas

Si tu amigo lleva un tiempo considerable repitiendo una conducta no deseada, no esperes poder corregirla en un par de días. Necesitarás mantener expectativas reales y dedicarle tiempo a una enseñanza consistente, paciente y amorosa. Los perros no nacen con el “chip” integrado sobre “cómo comportarse en el mundo humano” y es nuestra responsabilidad enseñarles con amor. ¿Sabías que está científicamente comprobado que podemos hacer una equivalencia entre un perro y un niño de 2 años? Cada vez que te desesperes con tu perro, imagina que es un pequeño de dos años y recuerda que entenderá mejor las cosas si respiras profundo y elaboras una estrategia educativa que incluya: paciencia, premios, amor y consistencia.

Obtienes lo que premias (no lo que quieres)

Si tu amigo muestra una conducta que te desagrada, existe la posibilidad de que sea algo que tu mismo le “enseñaste” sin querer. Un muy buen ejemplo es cuando tu perro te lleva un juguete y te ladra para que tu juegues con él y lances el juguete.  Tú tomas el juguete y lo lanzas. Tu perro ha aprendido que si ladra obtiene tu atención y consigue lo que quiere. Si le dices “NO” él ladra aún más, así que eventualmente cedes y lanzas de nuevo el juguete. Ahora ha aprendido que si es persistente conseguirá su meta. Antes de que te des cuenta, tu perro ya aprendió que cuando desee algo (como tu atención) el debe ladrar hasta conseguirlo. ¿Cuál sería la solución? Tendrías que ignorar por completo su ladrido y comenzar a prestarle atención cuando esté callado y tranquilo.

Castigo contra Premio

La idea de educar a un perro a través de la motivación y los premios siempre compite con la idea de castigarlo y usar métodos de corrección. La verdad es que cualquier mamífero (incluidos nuestros perros) realizará aquellas conductas que lo lleven a conseguir el éxito. Si usar premios te ayuda a ti a conseguir lo que TÚ quieres y le ayuda a tu perro a obtener algo bueno ¿por qué no hacerlo? Muchos dicen “es que si premio a mi perro aprenderá por conveniencia, si lo castigo aprenderá a respetarme”. Esa es una fantasía, porque en realidad en ambos casos el perro aprenderá por conveniencia: o aprenderá por que le conviene obtener algo que le gusta o aprenderá porque le conviene evitar algo que lo lastima.

Si tu perro aprende que al hacer lo que tú quieres suceden cosas buenas, no sólo conseguirán ambos el éxito, sino que fortalecerás la relación que tienes con él y harás que te relacione con cosas que le gustan, situaciones que disfruta y aprenderá que hacer lo que pides es algo divertido y bueno. Cuando hablamos de premios no hablamos sólo de comida. Un premio puede ser: felicitaciones, juego, juguetes, caricias, comida, paseo, subirse al auto (si a tu perro le gusta, claro), etc.

¡PREMIA A TU PERRO!

¿A ti no te gusta ser recompensado por hacer un buen trabajo?

¡A tu perro también le gusta! 

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