¿Cuántas veces debo bañar a mi perro?

A algunos de nuestros perretes les encanta meterse en los charcos, llenarse de barro e, incluso, rebozarse en restos de diverso origen.  Este comportamiento -absolutamente natural, utilizado por los perros durante milenios para enmascarar su propio olor y facilitar la caza- puede aromatizar nuestro hogar con un repugnante olor a estercolero.  Ante esta última situación, no hay duda posible: al baño con él.

 

En el caso de los charcos no siempre es necesario bañarle, especialmente en las temporadas de lluvia significaría todo el día paseando-bañando-secando-paseando... Una solución fácil es quitar el exceso de agua con una toalla y secar bien con secador eléctrico –cuidado con la temperatura para no quemar al perro y no dirigir el chorro de aire hacia dentro de las orejas- una vez seco el barro simplemente se quita con un cepillado.

Salvo por las emergencias citadas, recomendamos bañar al perro como máximo cada dos meses para conservar al máximo los aceites protectores que hemos mencionado anteriormente.  Cepillarles a menudo hará que conserven el pelo limpio durante más tiempo.  Además, el cepillado mejora la circulación sanguínea, es una actividad lúdica que la mayoría de los perros disfruta y evita en gran medida que caigan pelos por la casa.

El champú debe ser muy suave, intentaremos utilizar la mínima cantidad y muy importante: ACLARAR, ACLARAR y ACLARAR.  Los restos de champú en la piel del perro pueden ocasionar irritaciones y picores que pueden degenerar en afecciones cutáneas.  Debemos estar seguros de que no quede rastro alguno de champú en nuestro perro.